LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ

 

LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ




   Estos son algunos de los milagros realizado por Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Aregue:

   CURACIÓN DE UN TUMOR MALIGNO

   Corría el año 1.954 cuando la señora Dionisia Suárez, de la Ciudad de Carora, se sintió enferma de un tumor maligno. Acudió a los médicos, varios fueron los consultados en su ciudad y en Barquisimeto, todos ellos convinieron en que el único remedio era la operación. El asunto era muy delicado. Antes de ponerse en manos de los cirujanos acudió fervorosa a nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Aregue, le hizo varias promesas y confió tranquila en la poderosa intercesión de María. La protección de la Divina Señora no se hizo esperar. El tumor maligno había reventado por medios naturales. La curación fue perfecta.

NO PODÍA TENER HIJOS

   La Señora Rita de Jesús de Hernández, natural de Mérida, tuvo siempre devoción a la Imagen venerada de la Chiquinquirá de Aregue. Pero esta devoción se acrecentó en ella cuando ya casada y con un esposo digno, se le dijo que no podía tener familia. No se resignó al dictamen médico, comenzó unas novenas en honor a Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, le hizo varias promesas, y cual no fue su sorpresa cuando contra todos los dictámenes quedó en estado de ser madre. Dios le ha seguido dando hijos como premio a su fe y confianza en María. 

CURACIÓN DE PADECIMIENTO NEFRITICO

El joven Cornelio A. Pernalete, de Las Pavas, sufría largo tiempo un intenso dolor en todo su cuerpo, con carácter nefrítico.

   Acudió en medio de sus agudos dolores a Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, prometiéndole hacerle una visita. Han pasado varios años y los dolores no han vuelto y todo síntoma de enfermedad ha desaparecido. Al cumplir su promesa ha testificado que su curación la atribuye a la Virgen María, bajo este título de la Chiquinquirá.

LE CURÓ GRAVE PADECIMIENTO DE DOLOR DE CABEZA

   Era por el año 1.945. Vicente Linares, natural de Aregue, sintió gravísimo dolor de cabeza. Y era tan grande el sufrimiento que debido a el quedaba casi ciego. Se le hizo ver por varios médicos, pero el mal no tenía remedio, en vista de lo cual acudió a Nuestra Señora de la Chiquinquirá, Patrona de Aregue. Hizo varias promesas, entre ellas el de asistir a Misa principalmente en sus fiestas patronales y el mal desapareció. Han pasado diez años y no ha vuelto a sentir semejante dolor.

LA CURÓ DE UN ABSCESO CEREBRAL

Corría el mes de abril de 1950. Lucia Carmen Herrera Álvarez, primogénita de los señores German y Teresita, naturales de Carora, se vió acometida por una sinusitis que pasó a ser un absceso al cerebro. Ante el triple ataque de meningitis, los desconsolados padres se vieron obligados a poner a su hijita, que sólo contaba doce años, en manos de los médicos.

   Cinco fueron las operaciones efectuadas en su cuerpecito. Unas intervenciones las hicieron en la Acosta Ortiz de Barquisimeto, las últimas en el Centro Médico de Caracas. La situación de la niña era humanamente desesperada. La ciencia agotó todos sus recursos. Cristianos a carta cabal trataron de preparar a su hijita para la eternidad. El Padre Salesiano que a diario visita el Centro Médico le dio todos los sacramentos. Los familiares de Caracas, Barquisimeto y Carora estaban preparados para el fatal desenlace. Horas amargas la de estos esposos y cristianos padres. En estos trances de amargura recurrieron a aquella que lo es todo, bálsamo, salud, vida…

Oraron con fe, pidieron esperanzados y Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue ante cuya imagen los esposos acudieron con confianza les consiguió el milagro.

Lucia Carmen por la oración de sus papás se vio salva y no sólo se salvó de la muerte sino que consiguieron de la Excelsa Patrona de Aregue que no quedara contrahecha, según opinaban los especialistas.

Lucia Carmen Herrera Álvarez es un milagro viviente de la protección que dispensa Nuestra Señora de la Chiquinquirá.

LO CURÓ DE PARÁLISIS INFANTIL

   El señor Miguel Chirinos, de Palo de Olor, vio con gran dolor como un hijto suyo sufría de parálisis infantil. Apenado hondamente se presentó ante Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, pidiéndole el alivio de su hijo. La buena Madre, que cual ninguna otra criatura conoce los sufrimientos de los padres, escuchó su oración. El niño paralítico ya anda, habla y ejecuta todos los demás actos de su edad.

LA SANÓ DESPUÉS DE UN MORTAL DERRAME

El año 1949 en el mes de junio y día 24, Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, acudía en auxilio de quien, abandonada de todo humano socorro la invocaba. Era ésta la señora Chiquinquirá del Rosario, natural de Barquisimeto. Por un derrame cayó desvanecida. Urgentemente se llamó a la asistencia médica, vinieron los doctores, examinaron el caso y lo fallaron como perdido; tal era así, que por temor a quedárseles muerta en el camino no la sacaron de la casa. Entonces y como Dios le dio a entender invocó a Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, le hizo unas promesas y espero confiada en su maternal protección. Esta, no se hizo esperar y bien pronto se encontró curada.

SALVÓ UNA NIÑA QUE SE TRAGÓ UNA GRAPA

   En Cabimas una familia se sintió apenada grandemente cuando supo que su hijita de año y medio se había tragado una grapa de ijar los alambres de púas. Cuatro días estuvo la niña entre la vida y la muerte. Todos los remedios para expulsarla resultaban inútiles. Ya trataban de operarla, cuando la madre con toda su fe se dirigió a Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, le hizo varias promesas si su hijita expulsaba antes de la operación. No bien acabó de hacerlas vio como la niña cambiando de la muerte a la vida se había librado de la grapa sin necesidad de intervención alguna de los médicos.

Muy agradecida la madre cumplió su promesa confeccionando una grapa de oro de igual tamaño que obsequió a la Virgen como gratitud, esto después de haber cumplido con su obsequio espiritual. Oyendo la misa y rezando ante la venerada imagen.

SALVÓ A UNA NIÑA QUE SE AHOGABA EN UN ESTANQUE

   Corría el año 1935 cuando sucedió este caso en Pedregal, Estado Falcón. Enviadas a buscar agua para su casa, salieron dos hermanitas, la más pequeña al pasar por el estanque se resbaló y cayó, hundiéndose entre las aguas.

   Como viese la mayorcita que no aparecía corrió a casa para llamar a su papá. El buen hombre al saber la noticia lo primero que hizo fue encomendársela a Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue. Después corriendo se dirigió al lugar del infortunio. Mira, remira, vuelve a mirar y nada consigue, ratifica su promesa a Nuestra Señora de Chiquinqurá y se lanza al estanque. Su asombro no tuvo límites cuando vio a su hijita que acurrucada estaba tan tranquila debajo de las aguas. La coge por la mano y ya fuera le pregunta, lleno de alborozo: Pero hijita mía, cómo ha sido esto?…Cuéntame. Entonces la niña le contó como al caer al estanque una mujer muy linda había abierto un paraguas sobre ella, de tal modo que el agua no se le acercase, ni le hiciese daño alguno. Reconocidísimo a tan señalado prodigio el padre y sus hijas con la demás familia se llegaron al Santuario de Aregue para dar Nuestra Señora de la Chiquinquirá las más rendidas gracias.

Tomado de Nuestra Señora de la Chiquinquirá de Aregue, Pbro. Rafael María Febres Cordero, Ediciones Tripode, Caracas, 1989. Transcripción y títulos William Villanueva, Cronista Oficial de Aregue.

 

Comentarios